Es curioso como la casta y la caspa, se pueden integrar en unas siglas. Me refiero a “Podemos”, que no tiene nada que ver con “queremos” o “te ayudaremos”, no, nada de eso y nada más lejos de la cruda y pura realidad.
El afán laicista en la época Zapateril, se seguirá manteniendo entre las ordas “Podemitas”.
El candidato al Gobierno de la Comunidad de Madrid es una “casta” Zapateril, convertido en caspa Podemita.
Me refiero única y exclusivamente a que ha trabajado en Caritas como director del departamento de Análisis Social y Desarrollo.
Cáritas Española es la confederación de las entidades de acción social y caritativa de la Iglesia católica española, formada por las Cáritas Diocesanas y otras entidades confederadas.
Fue constituida por iniciativa de la Conferencia Episcopal Española mediante acuerdo de la Asamblea Nacional de la Caridad en octubre de 1947.
Sus Estatutos, redactados según las directrices del Código de Derecho Canónico y la legislación civil vigente, fueron aprobados en su última modificación por la Asamblea General en octubre de 1993, siendo ratificados ese año por la Asamblea Plenaria de los Obispos.
Después fue tomado por la “casta” Zapateril donde fue entre 2005 y 2008 gerente de la fundación Pluralismo y Convivencia, perteneciente al sector público, y desde entonces ejerció como director de este ente público, percibiendo sueldo de alto cargo de la Administración hasta 2013.
La fundación pública Pluralismo y Convivencia, dependiente del Ministerio de Justicia, nació con el Ejecutivo de Zapatero para fomentar la libertad religiosa e impulsar la a confesionalidad del Estado.
He colocado de forma inicial unos apuntes sobre un cargo elegible, para poder argumentar lo que expongo a continuación.
Esto no es casta… esto es “caspa”.
Podemos es a España lo que Chávez fue, y es, a Venezuela. La deriva del chavismo está alcanzando unas cotas que no por muy patéticas dejan de ser peligrosísimas. Si alguien quiere saber lo que opina el líder de Podemos del ídolo venezolano, que se vea este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=eYjlR2l39r0
Ese discurso político-religioso-idolátrico puede obtener el apoyo de millones de españoles. Y la razón es prácticamente la misma que la que llevó a millones de venezolanos a ponerse en manos de semejante personaje: la necedad y corrupción de una clase política tradicional que, para millones de ciudadanos, con razón o sin ella -yo creo que con no poca-, se había convertido en el verdadero problema, y no la solución, de los problemas de la gente. Ya nadie se acuerda de la situación de Venezuela antes del chavismo, pero tenía no pocos paralelismos con lo que vemos en España, con políticos de diversos partidos forrándose a costa del erario público y una situación económica en la que amplios sectores de la población estaban condenados a vivir una especie de karma nefasto cual parias de la India. Hoy en España hay millones de ciudadanos que llevan sin trabajar tantos años que uno se pregunta si habrá manera de que se incorporen alguna vez al mercado de trabajo.
Podemos, por otra parte, es la fruta madura del zapaterismo cainita que llevó a este país a revivir el guerracivilismo, el enfretamiento abierto y descarnado de las dos Españas. Con una diferencia. El siglo pasado había efectivamente una España católica que se negó a ser aniquilada. Hoy solo quedan los escombros de esa España.
Si alguien piensa que es imposible que Podemos sea una fuerza hegemónica en este país, es que no conoce la historia. Pueden empezar por estudiar lo que ocurrió en el periodo que vivió Rusia entre la caída del zarismo y la llegada de los bolcheviques al poder. Lenin y su gente no eran mayoritarios, pero sabían lo que querían y como conseguirlo (Podeis ver, de fechas anteriores el artículo: «¿Eran muchos los Nazis?»). En la España de hoy no se pueden usar, al menos todavía, esos métodos, pero el plan de Podemos tiene mucho de leninista. Quieren hacerse primero con el control “popular” de la izquierda y luego con el de todo el país. Zapatero presumía de ser muy rojo. Estos son rojos de verdad.
Como le ocurre a la izquierda española desde su nacimiento, Podemos lleva en sus genes el anticlericalismo. La primera noticia que tenemos de este tema sobre Pablo Iglesias es su apoyo a las jóvenes que profanaron la capilla de Somosaguas. Esto dijo entonces:
Pablo Iglesias Turrión acusa a la Iglesia de ser la institución “que más legitimó y se benefició del franquismo”, de haber “combatido con fe ciega el reconocimiento de derechos a las mujeres y a las personas homosexuales”, e incluso de callar “el 23-F”
¿Se imaginan a alguien así con poder político real en este país? Pues dejen de imaginarlo. Lo van a ver durante este año. Es una izquierda que considera a la Iglesia como su principal enemigo. ¿Os recuerda algo esta frase?, quizás durante la guerra civil, se dijeron las mismas cosas que este personaje nos regala ahora.
No olvidemos que Pablo Iglesias llegó a ser famoso gracias a la genial visión de dos medios de comunicación de “derechas”. “El Coletas», como también se le conoce, se curtió televisivamente en Intereconomía y 13TV, participando en sus tertulias. De allí saltó a los medios controlados políticamente por la izquierda. Nunca agradeceremos lo suficiente al canal de Julio Ariza y al de la Conferencia Episcopal Española semejante servicio al bien común (ironía off). Cuando han querido desandar el camino andado, ya era demasiado tarde. Engordaron la bestia dándole protagonismo mediático y la engordan ahora atacándola con argumentos que dicha bestia usa para autoafirmarse ante su gente.
Cuarenta años dejando la educación en manos de políticos que cambiaron de sistema educativo cada 4 u 8 años como mucho, con una escuela católica secularizada hasta extremos insoportables, traen como consecuencia lo que vemos ante nuestros ojos. No existen soluciones a corto plazo. No se ha hecho nada para que exista una clase política, siquiera minoritaria, capaz de plantar cara ideológicamente a una izquierda populista. La Iglesia no ha denunciado con voz potente la corrupción. La Iglesia se ha limitado a prestar la asistencia social que el Estado es incapaz de dar. La Iglesia en España se ha convertido en una ONG eficaz y poco más. Creemos que basta con llevar a gente a las procesiones de Semana Santa o a eventos como la Misa de las familias en Colón o la JMJ en Madrid.
Se ha secularizado tanto el mensaje, que ya no hay mensaje que transmitir. O más bien se tiene pero no se vive ni se sabe cómo ofrecerlo.
Quizás, es el momento de que esa Iglesia, deje de ser una ONG, de su DO de pecho, inicie un cambio, y apoye a formaciones afines, que no tienen por qué no ser de izquierdas, pero, por favor, no populistas.
Yo no quiero «casta» ni «caspa». Quiero unos valores morales, políticos y educativos lo suficientemente buenos como para que el futuro pueda estar garantizado con una cierta dignidad.
Quiero una izquierda social y solidaria y una derecha económicamente correcta también social y solidaria. Un centro permeable, donde el voto útil, se mueva hacia un lado o hacia otro de forma permeable, no un voto tirado a la basura. Quiero trabajo, quiero formación, quiero peso específico en un mundo globalizado y también permeable, no quiero sobresaltos, no quiero que nadie diga por mi lo que yo nunca he dicho con ellos.
«Nadie, es perfecto, pero… ¿quién quiere ser Nadie?»