Desde hace mucho tiempo, ya desde la edad media e incluso antes, los negocios bancarios son una forma de vida muy lucrativa. Tanto es así que los bancos manipulan todos y cada uno de los hilos que mueven este mundo.
Ciertamente los bancos se han convertido en herramientas de acumulación de capitales y por tanto de poder.
Pero han ido aún más lejos, quieren que estemos endeudados de por vida, y cuanto más mejor. Eso mina desde nuestros bolsillos, hasta la propia democracia.
¿Porque? porque como dice Andrew Ross, catedrático de Análisis Social y Cultural de la Universidad de Nueva York, lo que hace la deuda es, «redistribuir la riqueza hacia arriba y restringir la democracia hacia abajo«
El gran negocio de los bancos es obtener el mayor beneficio posible, haciendo que todos, menos ellos, estemos endeudados durante toda nuestra vida.
¿Como se consigue eso?. Él lo llama «trampa de la deuda»
Sustituimos democracia por creditocracia, y se hace patente cuando el costo de cualquier bien, sin importar lo básico que sea, tiene que ser financiado con deuda. Ejemplo, queremos el ultimo modelos de smartphone con un costo superior a 1.500€ y lo queremos porque sí, porque nos distingue, nos hace más valiosos… yo qué sé, por mil razones que no nos planteamos. ¿Como lo consigo? me endeudo, en esa creditocracia por muchos meses e incluso años, quizás más de los que dura el propio producto.
Pero no sólo nos endeudamos para mejorar nuestra calidad de vida, lo hacemos para subsistir con bienes de primera necesidad. Es triste pero ocurre a diario y en nuestro entorno, sobre todo en épocas como las que estamos viviendo y viviremos.
Hemos comentado que afecta a la democracia. Veamos cómo. Durante la anterior crisis del 2008 muchos países tuvieron que recortar el gasto público. Eso dañó irreversiblemente a sus ciudadanos, porque esos recortes venían impuestos por la deuda pública con acreedores extranjeros. Esto es un ejemplo y podemos ver donde empieza y donde acaba la soberanía del Estado.
Esto ya no es de ricos y pobres, es de clases, la clase acreedora es quien domina y además obtiene sus ingresos de los préstamos donde la deuda de las familias y de los Estados, es prácticamente impagable, además de hipotecar a las generaciones ¡que aún no han nacido!
Imagínense la deuda del Estado Español 1,5 billones de euros… ¿Cuándo se pagará eso? NUNCA, porque se financiará la deuda, se refinanciará y seguirá creciendo como una bola de nieve que cae por la pendiente de una montaña, sin nada que lo frene. Entonces, ¿dónde está la democracia?, si un grupo de «terrorista de la economía» (llámense partidos políticos) se hace con el poder de un país, se endeuda para subsistir ellos y ellos se hacen ricos a costa de empobrecer a los ciudadanos, con la ayuda de los bancos, y de las grandes corporaciones, pues no existe dicha democracia, sólo existiría la creditocracia.
Cuando votemos, pensemos como lo hacemos y a quien, no es que sean mejores otros, es que la gestión puede ser infinitamente más elevada y más transparente.
El día que no debas nada, no seras interesante para esa «creditocracia».
«Nadie, es perfecto, pero… ¿quién quiere ser nadie?